domingo, 26 de marzo de 2017

Momentos estelares de la tauromaquia.



MOMENTOS ESTELARES

DE LA TAUROMAQUIA.

"EL  MONSTRUO"

K-Hito es el seudónimo de Ricardo García, periodista y manoletista de pro.
Vivió como director del semanario Digáme, los mejores dias de la trayectoria de Manolete, jalonada por hechos que le inspiraron crónicas memorables, como la que le llevó a titular así, dandole ya un calificativo para la historia, la labor del de Córdoba ante los toros "Tolosano" y "Afligido".
Manolete sublimó ese día aquel toreo en redondo que impuso para siempre. El critico se emocionó y por eso su narración deja de lado la descripción minuciosa del suceso para adentrarse en el campo de los sentimientos. 
El texto se públicó en el libro de K-Hito "Manolete ya se ha muerto .
Muerto está que yo lo ví". 



De la crónica referente a la corrida celebrada en Alicante el 28 de Junio de 1.943.  "MONSTRUO"  llamé ese dia a Manolete,  y con "MONSTRUO" se quedó.
Componian el cartel Manolete, Antonio Bienvenida y Manuel Escudero, con toros del Conde de la Corte. Me brindó Manolete el cuarto toro, y yo le arrojéel block, de notas, donde, con letras enormes, escribí;  "¡Monstruo!".
El Monstruo ha surgido con todo esplendor, con maravillosa potencia, en esa plaza recoleta e intima de Alicante.
Ha sido hoy 28 de junio de 1.943, vaya la fecha con versales de oro al libro de las grandes efemerides.
¡El Monstruo!, creado por el Greco,  estilizado hasta dejar sólo en su linea sintética el trazo preciso que resume al más grande torero de todas las épocas.
Manolete ha revuelto la afición dormida de este pueblo Mediterraneo, que desborda sus galas en el mar azul.
No se habla más que de su arte ingente. Contra los ventanales del hotel donde Manolete firma autografos aplastan las gentes para ver mejor al torero de Córdoba.  -¿Qué ha pasado?- preguntan los que no fueron a los toros- 
¿Qué ha sucedido? Digame usted la verdad, por terrible que sea.
-La verdad, señor, es ésta: que Manolete, el Monstruo, ha terminado una de su mejores tardes; que ha cortado las orejas de sus dos toros, provocando el delirio popular; que los espectadores, ebrios de entusiamo, gesticulaban, más que gritaban, en los tendidos.  Ha pasado que hemos visto lo que la más delirante imaginación no pudo concebir.  Es preciso más tiempo para hablar serenamente de lo ocurrido.  El público, y con el público la critica, está aún bajo los efectos de un colapso, de un traumatismo enorme.
¡Manolete con los toros bravos y nobles, pastueños y suaves, del Conde de la Corte, las reses de lidia que lucen en los jigares zarcillos deoro!.
¡Manolete con el toro grande, con el toro de peso, toreando al natural con la languidez de las veintiseis dinastías de Faraones!.
-Bueno, pero ¿qué ha pasado?.  Espere, que aún no hemos recuperado el habla. Hay quien ha salido de la plaza a las ocho y cuarto, y a las nueve, por efecto de la conmoción sufrida, sigue diciendo tonterias.  ¡El Monstruo, señor!.
Manolete ha toreado prodigiosamente de capa y de muleta a sus dos toros y lo ha matado de sendas estocadas en el hoyo de las agujas.
Manolete toreo con esa suavidad y maestria que le ha llevado a la cumbre del Himalaya Taurino.
El cuarto toro tuvo la gentileza de brindarmelo.  No pude tomar notas, ni en el primero, ni en el cuarto, absorto contemplando -al descomunal torero-, se me cayó el cuaderno, perdí el lapiz... el Monstruo,  el Monstruo.
¡Y que corrido la del Conde de la Corte; el mejor ganadero de reses bravas!. Toros con trapio y arrobas, con empyje, con genio y con nobleza.
Dia 28 de junio de 1.943, en Alicante.  Apunten ustedes esa fecha.

bello el corte imprimido por K-Hito




  
 MOMENTOS ESTELARES 

DE LA TAUROMAQUIA.


 El adiós de MANOLETE a Madrid


Decía Pepe Alameda que el toreo es apasionada entrega.  Apasionada entrega del torero a su creación para, en algunos momentos de emotividad, hacer abstracciones del instinto de consevarción y seguir adelante en la dialéctica de la belleza y la tragedia.
En pocos toreros como en Manolete se cumplió el aforismo, y buen ejemplo en su postrera lección, dictada el 16 de julio de 1.947.
Aquella última tarde en Madrid, a modo de epitafio torero, lució su solemne entrega.  Y asi lo recordó Gregorio Corrochano, años después, en su libro  "Cuando suena el clarin".






La tarde se paseaba con ruido de palmas.  Las más alegres habian sido para el alegre toreo del alegre Pepín Martín Vázquez...
Cuando salió Manolete a torear el toro quinto, hubo ese siseo  característico de las plazas de toros, con el que se avisa que se espere más, que lo hecho hasta ese momento no es suficiente y que la protesta, de ese ecpectador invisible que se sienta con cada espectador, está dispuesto a echarse al ruedo.
Manolete se fue pausadamente, sin duda, midiendo al toro con su ánimo, para calcular el esfuerzo.  Y veria que el toro no era tan bueno para la faena que los siseos de advertencia le pedian.  Pero habia que hacerla; era su primera tarde delaño en Madrid...
El quinto toro de Bohórquez era corto de cuello, construcción que le dificultaba el humillar, complicada con la poca bravura del toro.  Costó trabajo y habilidad picarle y la trabajada lidia lo hizo incierte.  A los toros inciertos, no sólo hay que esperarles mucho, para firjarlos, como Manolete le esperó, sino que hay que tenerle un poco adelantada la muleta para que no duden, a estos toros no se le puede torear con el engaño retrazado, y ahora se ha puesto de moda el torear con la muleta a la manera de -defrente por detras-  porque va detrás de la linea del torero.  Al toro, cuando tiene el menor resabio instintivo -incierto, desparrama la vista, etc.- hay que fijarle en la muleta y no dejarle mirar a otro lado; esto sólo puede conseguirse, adelantandole la muleta, lo que haga falta, para que el toro al embestir no dude, para que no tenga opción entre la pierna y la muleta.  Este toro quinto de Bohórquez, que no embestia bien y era incierto, vaciló en la arrancada, por estar la muleta atrasada, posición muy frecuente en Manolete, y en un pase con la mano derecha, le hirio de pasada la pierna izquierda, cuando lo natural en este pase es que le hiera la pierna derecha.
Manolete hizo un gesto de dolor casi imperceptible, encogiendo un poco la pierna izquierda.  La primera sensación en el tendido era que lo habia pisado.  Siguió toreando con la derecha y con la izquierda, en una faena de mucho aguante, única manera de torear al toro incierto. Se notaba que el torero perdia facultades, que suplia con coraje y afan de torear.  Un hilo de sangre, rayando fuertemente de rojo la media rosa, nos descubrio que estaba herido y nos explicó el porqué de aquel empeño cerrado, cada vez más cerrado, del torero con el toro, no sólo toreaba; queria terminar la faena y matar al toro antes que la pérdida de sangre le inutilizase la pierna, el gesto era magnifico; solo en medio del ruedo con el toro, sin dejar que nadie se le acercara en su auxilio.
Ya la zapatilla negra estaba manchada de sangre, cuajada cuando igualó al toro, y sabiendo que era un momento decisivo, pues se le iban las fuerzas, entró a matar...  y echó a rodar al toro de la estocada, rodando a un tiempo toro y torero, porque éste cayó en los brazos de los que por fin lograron llevársele a la enfermeria...   ¡ Así era Manolete!.

Taurinamente perfecta la cronica de Gregorio Corrochano. 
   

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