viernes, 7 de abril de 2017

LOS TOREROS DE MI MEMORIA



LOS TOREROS 
DE MI MEMORIA

POR JOAQUIN JESUS GORDILLO.-

EL MAESTRO DE LA ISLA

  
"Pero la suerte nunca fue su aliada"

A poco del doctorado y rosáceos aún y turgente los labios de la herida que sufrió en el Corpus granadino, cae otra vez en Pamplona, por San Fermin -el dia 8 de julio se ha cumplido medio siglo largo-.  Un cornalón de caballo, tanto que estuvo varios dias entre la vida y la muerte.
Pero levantó cabeza, ¡vaya si la levantó!: en un plazo de poco más de un año abrió la Puerta Grande de Madrid y, cuando la temporada declinaba, se asomó al curso del Guadalquivir, a hombro de los costaleros, despues de cortar un rabo.  Y con Luis Miguel y Antonio Ordoñez en el cartel... ¡qué era mucho torero Rafael Ortega!.
En el último número de junio de 6 Toros 6, recordaba la temporada de 1.967 y calificaba el años de "muy especial".  Bien, pues el Maestro tampoco se quedó atrás en el palmare de aquellos doce meses, "pero la suerte nunca fue su aliada".
Más antes de entrar en el detalle del argumento de la columna no sobrará un paseo breve por la historia del personaje: solvencia y clasicismo.
Rafael Ortega llegó a la alternativa siendo un mozo cuajado; los toros le hirieron, inmisericordes, una y otra vez, no tuvo jamás la figura apolinea que parece ser requisito indispensable en el oficio; pasó con dificultad extrema la cifra de las cuarentas contratadas por temporada y hubo de volver a los ruedos, mediado los sesenta, para que la "critica" lo considerara un "torero de culto".
En medio quedan el triunfal San Isidro del 53 y la Puerta Grande de la funsión del Motepio de Toreros, protagonizada en solitario; los "Miuras" de Sevilla -acartelado con Domingo Ortega,  Manolo Vázquez,  Antonio Ordóñez, César Girón...-, ¡entonces las FIGURAS, y escribo con mayúsculas, mataban "los Miuras"!; dos rabos en el coso de la Maestranza; los triunfos sitemáticos en la Ventas; dos orejas más a otro toro de "Zahariche", a la vera de Al-Wadi-Al-Quevir. 
Todo hasta que las cornadas y el olvido empresarial le llevaron a colgar el vestido ceremonial, lucido siempre con dignidad, pureza y hombría.
Volvió en 1.966.  Cuando su fe de vida rezaba que el Maestro habia cumplido ya los cuarenta y cinco años, y tornó asolerado, sabio medidor de los terrenos, puro, reposado, clásico, dominador, templado, eficaz, elegante...; tanto con el capote como con la muleta y con la espada "con estilo, con entrega, con un impetu joven, con un valor seguro y una solera antigua, clásica y olvidada" -que escribió Angel Fernando Mayo-.
25 de mayo de 1.967 la corrida de la feria de Madrid hace la número trece. ¡Para que luego digan!... Cuatro toros de Miguel Higuero y dos de Juan Antonio Alvarez para completar el sexteto.
Sánchez Bejarano, que se doctora en Tauromaquia, ha cortado dos orejas y Rafael Ortega, padrino de la ceremonia, otras tantas.
"Pero la suerte nunca fue la aliada del maestro de la isla...; y aquella faena, inolvidable para quienes las vivimos, monumento al clasicismo, a la pureza y al valor, pasó a un segundo plano -¿se puede entender tal desafuero?- porque, al dia siguiente, los titulares de primera plana se los llevo Curro Romero, que se negó a matar un toro y habia dado con sus huesos en la cárcel".
Pasada la raya del tercio.  Entre el nueve y el diez. Que yo lo vi.  y muchos más, testigo afortunados. Y hasta hubo quien contó los muletazos, veintidós: pases hondos, ligados, con el engaña terso, sin más doblez que el fruto de haber dormido en el esportón, "cosido -que diria Alameda- sin que se vea el hilván".  Y la estocada arriba.
"...pero la suerte nunca fue su aliada".   

 RECOPILADO  POR   MANUEL ARTERO.-





 LOS TOREROS 
DE MI MEMORIA

POR JOAQUIN JESUS GORDILLO

Abril del 68


 
El de 1.968 es un año que, a niveles sociales, ofrece una memoria histórica que valdría la pena evocar en otro momento y que, en lo puramente taurino, viviendo como estamos en plena feria de Sevilla, me hace invocar ahora circunstacias inolvidables.
Pero el 68 "comenzaba un mes antes".  3 de marzo. El viejo Acho, nacido de la mano del virrey Amat -enamorado de la fiesta de los toros y de una cholita, la Perricholi, que olia a jazmin y tenia el color de la canela- veia extinguirse la vida de Pepote Bienvenida; él, a quien los toros no hicieron jamás. 
Se le rompio el corazón después de clavar su último gran par.
Un mes y once dias después comenzaba el ciclo sevillano.  Y de entre una larga serie de hechos y personajes la memoria se centra en el dia 27 de aquel abril del 68.
TVE ofrecería la corrida de la feria en directo.  En el cartel, César Girón, Miguelin, Zurito y El Pireo.   Y en los chiqueros ocho toros con el hierro de Germán Gervás.
Yo no olvidaré aquella jornada jamás porque escribo sobre mi debut como comentarista de una transmisión en directo, la esencia de la televisión.
Lo he contado antes de ahora:  "La mañana del 26 de abril José de las Casas -un periodista de una pieza-, director de los servicios informativos, me llamó a su despacho.  Debia de bajarva la segunda planta donde estaba ubicada la Dirección General porque me esperaba un joven Adolfo Suárez, a la sazón director de la primera cadena.
-Como sabes, estamos transmitiendo la feria. ¿Te atreves a comentar la proxima corrida?, me preguntó sin explicaciones alguna ni pausa previa.
Asentí, y Adolfo Suárez levanto el telefono y curso una orden al departamento de dietas...".
Durante el vuelo Madrid Sevilla trate de dominar mis nervios enfrascándome en la lectura de todos los periodicos que cayeron en mis manos. Las crónicas del festejo del dia 26 hablaban de la apoteosis de un Diego Puerta que estaba barriendo en el ciclo.
El dia 20 habia cortado sendas orejas a la corrida de Cuadri, y el 25 otra más a una res vazqueña de Benitez Cubero.
 El 26 llegó el cenit:  dos orejas y rabo a un toro del marquez de Domecq.
La informaciones que releia contaban que la banda de musica habia tocado cuando Diego Puerta terminó su intervención con el capote: Larga afarolada de hinojos, veróricas, chicuelinas, serpentinas, y revoleras.  Gloria del primer tercio que no paledeció con la muleta ni a la hora suprema que pone fin a la lidia.
Yo leia y volvia a leer, y soñaba con un fasto semejante para mi debut como comentarista.  y,  al cabo, me vi en Sevilla; bigotera en mano, frente al monitor, sobre el practicable situado en la Puerta del Principe.
El Palco de los Maestrantes lindaba con mi posición.  Las miradas inquisitivas aseteaban a aquen joven desconocido, acostumbrados los ocupantes del palco VIP a la persona de Lozano Sevilla.
El de Germán Gervás fue un manso de libro. Yo trage saliva y, bisoño, me atreví a afirmar rotundo: "Si le das las adentros, le corta las orejas", (Estara grabado en alguna vieja cinta archivada en el voltio).
Miguelin vio claro al toro de embestida incierta y peligrosa; lo cerró entre la Puerta del Principe y el burladero de los médicos, dio la espalda a los medios e inventó una faena como he visto muy pocas.
Cortó las dos orejas; pero debieron darle el rabo.
Abril del 68. Gracias a Miguelin y a mi osadia, mi vida profesional cambió, como mundaría una buena parte del mundo de Occidente, un mes más tarde.

   

RECOPILADO POR   MANUEL ARTERO 












 










   



 

 

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