martes, 27 de agosto de 2013

AYUDEMOS A ENTENDER













AYUDEMOS A ENTENDER


           Queridos amigos aficionados taurinos, os expongo mi forma de pensar, sobre la petición de algunas orejas, si tengo la suerte de coincidir con alguno de vosotros en algún espectáculo, os sugiero que a nuestra manera  de pensar y con nuestros medios, intentemos de explicarle a los público que acuden a las plazas de toros, desde algún medio o simplemente siendo compañero de localidad.
                Que cuando un torero tiene una actuación, que para nosotros es digna de conseguir algún triunfo, es decir, "alguna oreja", lo primero que debemos hacer es sacar los pañuelos hasta conseguirlo, si no se consigue los siguiente es tocar las palmas por si es merecedor de la vuelta al ruedo, porque hoy en día tenemos la mala suerte de ver algunos palcos presidenciales, con muy poco conocimiento de la "justicia taurina".
             Así que cuando los aficionados entendamos que el torero es digno merecedor de una oreja y "por mala suerte" la presidencia no es partidaria de darla, la afición tiene que tener presente que la 1ª oreja la concede el publico y para ello, en lugar de tocar las palmas desde el principio, "es decir cuando el toro dobla" lo que hay que hacer primero todo el que lo desee hay que sacar el pañuelo y, una vez concedida la oreja que deseemos se dé, cuando el torero esté dando la vuelta al ruedo, le ovacionemos todo lo que podamos, pero no al principio porque asi no dan las orejas algunos presidentes, no muy taurinos, arropandose en el cuento de no haber suficientes pañuelos, porque para ser tan extricto lo que tenemos que tener es un boton para pulsar y se contabilice al igual que en Parlamento, asi no seria del presidente de turno, la concepción de la primera oreja también.
             Porque ni la voz, ni el silbido, ni las palmas, para el sabio de turno le sirven.

              Por eso ayudemos al público a entender un poco los caminos, que tiene el toreo, "o algunos presidentes" no digno de estar en un palco en una plaza de toros. 

                           MANUEL ARTERO CORTES.-


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